martes, 30 de enero de 2018

El problema de atraso cambiario no es un problema de tamaño del Estado


La política monetaria del gobierno actual se empecina en sostener monetariamente el valor de la divisa en un nivel progresivamente mas alto. ¿Por qué?

Porque con una economía que padece una tasa de inflación superior al 20%, el gobierno se niega a una política de fijación del tipo de cambio que genere atraso cambiario.

Y aunque numerosos economistas proclaman que no existe atraso cambiario sino que el problema es de alta presión fiscal, el atraso cambiario es un problema cambiario, no fiscal-

Para entender esto, imaginemos que quisieramos solucionar el problema cambiario bajando la presión fiscal, en línea con este sector ultra liberal:

Si bajáramos el IVA 2 puntos por mes de aquí a fin de año junto con un equivalente en gasto público

La inflación no se eliminaría, y aunque se lograra reducir necesitaríamos continuar compensando cada punto de inflación mensual con rebaja impositiva: ahora 2 puntos de alícuota mensual de impuesto a la renta.

Como la inflación no se eliminaría y seguro ya tendríamos para ese entonces un gasto del 20% del PBI con atraso cambiario, necesitaríamos seguir bajando impuestos, hasta cuando?

Entre 1910-1955 el dolar se depreciaba 2,66% anual

Si hubieran bajado el gasto para compensar cada atraso cambiario ya no habría Estado mucho antes de 1955

Los problemas monetarios y de patrón monetario son monetarios.

Los problemas de tamaño del Estado nada tienen que ver. Tuvimos 45 años con un gasto total promedio del 25% y primario (sin intereses de deuda) del 23,52%.

Los problemas cambiarios no se solucionan bajando el gasto.

Son monetarios y de estructura económica

Porque tenemos una estructura productiva deficitaria en divisas.

Esto es así desde que tenemos un gasto público en la mitad de su tamaño respecto de hoy.

A medida que dicha estructura se expande, crea un déficit mayor en el frente externo.

Ello, dada la explicación anterior implica una devaluación en algún momento para equilibrar el frente externo o una mejora de nuestra productividad.

Si ello no ocurre habrá una carrera permanente en la cual los saltos en el valor de la divisa generarán inflación, atraso cambiario, déficit externo, devaluación, inflación, atraso cambiario, déficit externo. Y este proceso no termina.

Es el mal eterno de Argentina hasta que logre solucionar su problema estructural y de competitividad endémico que sostiene desde hace muchos años.